Que Nuestras Emociones No Afecten Nuestra Habla



Que Nuestras Emociones No Afecten Nuestra Habla     


Por: Jajam Salomon Michan Shlit"a

Debemos reflexionar acerca de la manera en que nuestras sensaciones físicas, ya sea cansancio, estrés, enojo o simplemente mal carácter (además del resultado de nuestro trabajo diario, aunado a las emociones que esto trae consigo) impactan en nuestra forma de hablar contra determinada persona y circunstancia.

Entendamos que el cansancio, la ansiedad, el estrés, entre otros, son resultado de reprimir las emociones. El secreto está en saber manejarlas. El mejor ejemplo de ello es que sentirnos irritados no es nuestro gran problema; el conflicto surge cuando permitimos que la ira tome el control de nuestros pensamientos y acciones.

Concientízate

Ni tus hijos ni las personas que están a tu alrededor tienen la culpa de lo que tú estás sintiendo (aunque a veces ellos hayan cometido errores).

Recuerda que no tenemos el control sobre las circunstancias o sobre los demás, pero sí sobre nosotros mismos. 

Te ayudaría muchísimo tener en mente que, en cuanto empieces a sentir que la ira y el enojo te invaden, realices algunas estrategias: 

Contar hasta diez 

Respirar profundamente tres veces 

Autodirigirte en voz baja palabras como: “cálmate”, “no pierdas el control”, “mi hijo no tiene la culpa”, “soy una persona prudente y calmada”. 

Encuentra la que te dé resultados contundentes.

“Sazona” tus palabras

Una vez que hayas logrado tranquilizarte, puedes hablar con tu hijo o con la persona que haya provocado tu enojo y pon en práctica lo que acabas de leer.

“Sazona” tus palabras para que sólo salgan aquellas necesarias para ese determinado momento, sin dejar que tu enojo se apodere de ellas.




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