Miedo



Por: Aliza Priscila Morales

Tenía 4 años, cuando papá decidió buscar una mejor “suerte” cumpliendo el “sueño americano” una noche, él tomo sus maletas se asomó a mi habitación, pronunció una bendición y se despidió de mí, él no sospechaba que yo estaba aún despierta, cerró la puerta, se despidió de mamá y ella comenzó a llorar, me levanté de la cama fui hacia la ventana al lado de mi madre lancé unos pequeños gritos pidiéndole a papá que no se fuera sin lograr ser escuchada, el cruzó la plaza que esta frente a mi casa bajo la lluvia, dando pasos grandes y sin voltear atrás, mamá pronunció una bendición con cierto despecho… un par de años más tarde viviríamos un despojo de todo lo que teníamos en casa, y comenzaría una lucha por nuestra casa con familiares cercanos; solo estábamos, mamá esperando a mi hermano, mi hermana, yo y un viejo colchón… cabe mencionar que el lugar en el que crecí cuenta con altos índices de violencia y criminalidad, y en esos tiempos grupos rivales de jóvenes tenían tremendos pleitos que generaban el toque de queda comunicado a través de las campanas de un templo, disparos, gritos de odio, vidrios de mi casa rotos, gritos de personas perdiendo la vida, autos quemándose… nosotros escondidos en uno de los cuartos de esta gran casa recostados en el viejo y único colchón; pero adentro todo era paz, mamá comenzaba a cantar la siguiente canción: “Si vienes conmigo, y alientas mi fe, si estas a mi lado, a quien temeré, a nada tengo miedo, a nadie he de temer, Señor si me sostiene tu amor y tu poder, me llevas de la mano, me enseñas todo bien, Señor tu me levantas si vuelvo a caer…” y después de cantar le platicábamos a D-os, lo mucho que esperábamos a mi hermano y lo bueno que era porque estábamos juntas abrazadas a mamá y su grande panza con mi hermano adentro. ¡Hashem estaba ahí! Cuando tengo miedo en el presente, cierro los ojos y recuerdo esos momentos, la casa vacía, gente muriendo afuera, dormíamos con un té y una galleta en el estómago, (llegamos a vivir de la caridad que lindas personas y una de mis tías tuvieron hacia nosotros) pero Hashem nos cuidaba de manera especial, puedo tener la seguridad de que ángeles nos acompañaron esas noches. Y tengo la convicción de que Hashem doto a mamá de una tremenda fuerza para superar esos momentos en los que cualquiera hubiera temblado de miedo.

Mamá nos enseñó y nos sigue enseñando que a pesar del miedo que podamos tener y a pesar de no tener las mejores condiciones para vivir había tres cosas que no podíamos dejar de hacer, la primera de ellas era estudiar (éramos buenas estudiantes y contábamos con becas que nos permitieron estudiar en colegio privado, no era una opción no llevar tarea a la escuela, a veces nos daba sueño por no comer bien, pero debíamos cumplir)segundo, hablar con Dios (debíamos todas las noches elevar una oración) y tercero, sonreír; como no siempre teníamos que comer, mamá nos organizaba fiesta de muñecas y en las tacitas de té de las muñecas y los platitos recibiríamos nuestro alimento (podrán imaginarse la porción que comeríamos), ¡era una fiesta! ¡Teníamos que comer! ¡Y hasta sobraba para compartir con los nenucos!

Definitivamente en algún momento de la vida experimentaremos el miedo, pero ¿qué haremos frente a él? ¿Estarías dispuesto a agradecer la presencia del temor en tu vida?

El rabino Shalom Arush apoya sus enseñanzas en el siguiente concepto: “todo lo que nos ocurre es para nuestro bien” ¿atravesar por circunstancias que provoquen temor es para nuestro bien? ¿Cómo es eso? ¿Has atravesado por situaciones de miedo? ¿Y qué ha pasado? Estas aquí le día de hoy, ¿cierto? Y no estas igual que ayer, no has perdido tu libertad, te encuentras buscando a Hashem a la luz de la Torah.

El Rabino Boaz Fariñas ha enseñado que el miedo indica que estas vivo y que te va ayudar a mantenerte vivo por que vas a tener cuidado de que no te pase nada. Sencillo te orientará a hacer lo correcto simple y sencillamente porque es lo correcto.

Serás más cuidadoso, observador de tus comportamientos, del uso de la palabra, del cumplimiento de los preceptos para poder ir analizando junto al creador las auditorias a las que eres sometido todos los días y podrás salir “bien calificado”.

¡Impresionante! Hashem nos permite sentir miedo para cuidar de nosotros mismos, para ser más exitosos en el cumplimiento de los preceptos y para no permitir que nos alejemos de él y que podamos experimentar todo su amor en esplendor.

A veces nos es difícil concebir estas ideas, pues se nos ha enseñado que hay sentimientos buenos y malos, y eso es un grave error, los psicólogos contemporáneos, han determinado que los sentimientos no son ni buenos ni malos, se les podrá dar un calificativo solamente de la manera en la que estos sean aplicados y experimentados.

Imagina que tienes una plantita con tu flor favorita, te gusta tanto, que todos los días le pones una gran cantidad de agua (el agua es buena, es vital) le pones agua por la mañana, por la tarde, por la noche, ya hasta esta nadando en la maceta, y te das cuenta de que lejos de crecer, se pudrió ¿Qué paso? Si el agua es buena, ¡yo quise tanto a esa planta con su flor! Sí,  pero el exceso de lo “bueno” la ahogo, lo mismo ocurre con nosotros, D-os es tan sabio que nos da un amor en diferentes tonalidades para que no muramos, sino para que vivamos, radiantes, con las dosis perfectas de experiencias y aprendizajes que nos permitan ser mejores cada día.

Tomado Del Libro "Una Tacita De Cafè Con Musar".

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