La Envidia



 Por: Alex Pardo

En la vida, cada persona atraviesa por experiencias particulares y repetitivas, conflictos que están presentes siempre en cada momento, sin percatarnos por estar inmersos en un ambiente cotidiano de egocentrismo, nos acostumbramos a ciertas actitudes que rara vez notamos, el descuido de no prestar atención entre lo que es correcto y lo equivocado, damos por sentado el comportamiento erróneo como adecuado, olvidamos que no somos creación única y que estamos conectados con un todo, HaShem.

El distanciamiento con El Creador, es la causa eminente de las dificultades que padecemos, no elegimos conscientemente en la mayoría de los casos el comportamiento que actuamos, pero podríamos tener mayor atención en los detalles de hoy en adelante, asumir nuestro compromiso de ser responsables de nuestro proceder cada día, cumplir nuestro propósito en la vida, “la búsqueda continua de mejorar”.

La Mishná  dice: La envidia es un aspecto que caracteriza a las personas  que siguen el camino de Bilam  el malvado. La envidia es causa de dolor, las personas experimentan un sufrimiento profundo al ver frustrados sus objetivos por no realizarlos, por las tentaciones frustradas, por el daño que se causan así mismo por las consecuencias de sus acciones, la búsqueda del placer inmediato al obtener lo que desean, causa que su camino se dificulte y entorpezca su avance, cegando su razón y su visión.

La constante comparación y la competencia, crean un inmenso vació en su interior que lo deterioran, destruyendo la autoestima, su integridad familiar, su satisfacción económica, provocando una profunda carencia moral, espiritual y emocional, originando todas las discusiones y humillaciones que ensucian la relación con todas las personas que le rodean, y se convierte en una desesperada búsqueda de aceptación social, interfiriendo con la tranquilidad personal, causando un clima de ansiedad.

La perdida de honor y la carencia emocional de valores, lo orillan a cometer actos alejados de la honestidad y rectitud, el deseo de parecerse a los demás o ser más, satisfacer las necesidades que son para el primordiales de inmediato y su importancia al que dirán, provocan un desequilibrio emocional y su zona de confort depende de factores externos que están fuera de su control. Esta escrito que esta midot “sacan a la persona del mundo”, la saca de su control…de su mundo interior e Interfieren con la tranquilidad emocional.

La corrección de las midot ‘características de personalidad’ es, en la práctica, la construcción de un mundo interior, independiente del entorno, una fortaleza que permite la estabilidad frente a las tentaciones y conduce a la paz en momentos de presión y estrés.

Esta afinación emocional, sin embargo, previene los problemas existenciales y no se limita a desarrollar la capacidad de enfrentarlos.

Cada peldaño que se escala permite disfrutar de un nivel más elevado de armonía; reduce la estática que interfiere con la serenidad y concierta, en sí mismo, un futuro mejor.

El lado positivo, genera la voluntad de avanzar y obtener por medios y actitudes correctas, a aquello que genero un sentimiento de deseo por algún objeto. Canalizar de una manera adecuada el sentimiento, nos ayuda en el proceso de mejora, pero no todo es así de fácil, creer y definir ala envidia como buena y mala es algo muy peligroso, corremos el riesgo de ser engañados por la envidia si esta se disfraza de positiva, definimos a la envidia mala la que nos corrompe y nos hace actuar de una manera incorrecta para obtener de manera fácil y rápida un deseo, y a la envidia buena la que nos empuja a esforzarnos y trabajar para lograr lo que deseamos, ¿pero si esto no se definiera siempre así? suele ocurrir mucho,” La envidia nos engaña.”

Para saber si la envidia que sentimos es buena o mala debemos hacernos una simple pregunta, ¿verdaderamente deseo eso para mejorar o es para compararme? si deseo eso para mejorar significa que empeñare un esfuerzo para crecer espiritualmente, eso es una cualidad y mejora personal, en cambio sí solo busco sentirme mas y mejor que la persona con quien me comparo significa que la intención es satisfacer mi orgullo y alimentar mi ego lo cual terminara destruyendo la Emuna y la persona.

Las actitudes y la forma de proceder de cada uno de nosotros es la que nos desvía.

“Vivir en el punto medio es lo más adecuado.”

La capacidad de dominarnos, de dominar nuestros deseos nos permite avanzar a un paso constante, porque sentir deseos no es malo, nos enpugan a mejorar constantemente siempre y cuando dominemos esos deseos al igual que las pasiones.

Superando la envidia

Quiero compartir un método contigo para lograrlo, es un proceso de transformación personal enseñado por Rav. Israel Salanter, son 3 etapas: Conciencia, control y transformación.

ETAPA 1: CONSCIENCIA

La primera etapa requiere tomar consciencia de nuestros pensamientos envidiosos y su origen. Los detonantes de la envidia pueden cambiar dramáticamente de persona a persona, pero con frecuencia esto ocurre cuando consciente —o inconscientemente— sentimos una carencia; por ejemplo, cuando sufrimos dificultades personales como una crisis financiera o una enfermedad.

Descubrir las raíces de la envidia también implica entender nuestras conductas contraproducentes, por ejemplo temer demasiado, la necesidad de controlar todo o la falta de motivación. A menudo estas conductas nos llevan a sentirnos atascados, insatisfechos o improductivos, lo que nos vuelve propensos a más sentimientos envidiosos.

ETAPA 2: CONTROL

Después de clarificar nuestros pensamientos envidiosos y su origen, pasamos a la siguiente etapa: controlar esos sentimientos. Esto se logra a través del pensamiento, el habla y la acción.

Pensamiento:

La envidia puede surgir de un pensamiento incorrecto que distorsiona nuestra percepción de la realidad. Como explica Rav Dessler: “La envidia tiene lugar cuando prestamos atención a unos pocos momentos de éxito en la vida de otra persona, e ignoramos su sufrimiento”.

La terapia cognitiva-conductual enseña que lo que causa nuestra respuesta emocional no es un evento real sino nuestra interpretación del mismo. Al tomar consciencia de nuestra distorsión cognitiva (patrones de pensamiento irracionales), podemos cambiar la forma en que pensamos sobre una situación y, en consecuencia, alterar nuestra reacción emocional hacia ella. Por eso, al sentir envidia es importante decidir si estamos viendo la situación en términos de todo o nada, en donde descalificamos lo positivo que tenemos y magnificamos lo bueno que tiene el otro. Al desafiar nuestra visión inicial, ganamos un entendimiento más realista y reducimos la envidia.

Habla:

Compartir de forma confidencial los pensamientos y sentimientos de envidia con otra persona también ayuda a ver a través de nuestro pensamiento irracional. A veces, cuando pasamos un momento difícil, el proceso de expresar estas emociones también puede traer mucho alivio. En otras situaciones, cuando alguien hace algo que nos produce celos, puede ayudar hablar directamente con esa persona sobre el tema e intentar mejorar la situación.

Acción:

En vez de intentar conseguir más de lo que tienen los otros, podemos utilizar la envidia como una motivación positiva para mejorar. El Talmud enseña: “La envidia entre rabinos incrementa la sabiduría”. Cuando los Sabios sentían envidia de los logros espirituales de los demás, la usaban para motivarse a estudiar más y llegar a ser más sabios.

Cuando sentimos envidia de otra persona, podemos usarla como un incentivo para mejorar. De esta forma nos sentiremos más satisfechos con nosotros mismos y, en consecuencia, menos envidiosos.

ETAPA 3: TRANSFORMACIÓN

En esta etapa, vamos más allá de reducir nuestra envidia para llegar a cambiar nuestra naturaleza y dejar de sentir envidia. ¿Cómo podemos lograrlo? Tenemos que eliminar las cualidades autodestructivas (por ejemplo, la pereza, la falta de confianza en uno mismo) que constituyen la base de la envidia y reemplazarlas con cualidades positivas. Esto se logra repitiendo acciones positivas hasta que se forman nuevos hábitos.

Al final del episodio de Caín y Abel, Dios puso una marca en Caín y lo convirtió en un hombre errante. Una opinión dice que esa “marca” fue que le regaló un perro. La razón por la que Caín recibió un perro fue para ayudarlo a aprender la verdadera naturaleza de la entrega y de la gratitud, porque los perros tienen una naturaleza de entrega y lealtad. Esta era la cualidad que Caín necesitaba interiorizar para superar su naturaleza egoísta y envidiosa.

Cuando alguien repite actos de entrega, con el tiempo se convierte en una persona más generosa. De esta forma extirpa la envidia de raíz y se libera de ella. Entonces comenzará a experimentar alegría por la buena fortuna de los demás, en vez de dejar que eso disminuya su felicidad y cree hostilidad.

Un hermoso ejemplo de este nivel es descrito cuando Moshé fue escogido para liderar al pueblo judío para salir de Egipto. Su hermano Aharón podría haberse sentido opacado y envidiarlo. Pero está escrito que Aharón sintió: “alegría en su corazón”. Él estaba verdaderamente feliz por su hermano. El hecho de que Dios eligiera a Moshé sólo incrementó el amor que Aharón ya le tenía.

También nosotros podemos sentir alegría y cercanía a los demás al transformar la envidia de una emoción problemática a una fuerza positiva.

Querido amigo lector: lo más difícil es reconocer lo negativo en nosotros, la envidia la podemos identificar de una manera sencilla, cuando solemos hablar mucho de alguien y los comentarios frecuentemente caen en comparaciones, saber que lo que es para ti, tuyo es, que todo proviene de HaShem,  entonces todo es de EL, al envidiar los logros de alguien mas, son logros que HaShem  otorga, cuidado estarás envidiando lo que le pertenece a Bore’ olam.


Artículo de Rav Aryeh Sampson De Aish-Latino.

El código judío de la felicidad de Rav Igal Snertz.

Tomado Del Libro "Una Tacita De Cafè Con Musar".

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