Por: Rab Baruj Peretz
Quien logre conducir y canalizar las siguientes 28 cualidades lograra acercarse al creador, y lograra tener el Temor a HaShem necesario, para vivir con la Shekina, como esta escrito en Mishlei 1; 7: "El temor a HaShem es el inicio del conocimiento" es así por lo que quien las estudie, lograra fortalecerse a la inclinación al mal y prevalecer en cada una de las acciones positivas que tiene cada una de ellas. Muchos podrían pensar, por ejemplo, que
el odio, es una mala cualidad y nos debemos alejarnos de ella, pero nuestros
sabios nos enseñan, que estamos mandados de acuerdo al salmo odiar el pecado y
la mentira, por lo que aprenderemos a través de este libro que inclusive, las
malas cualidades se pueden recanalizar a ser armas poderosas, que nos llevaran
a acercarnos a Hashem. En otros casos aprenderemos que cualidades como el amor,
que todos pensarían que es una excelente cualidad, terminaría siendo una delas
más fatales y nocivas, por ejemplo el que ama en exceso amor a los hijos, puede
generar un proceso destructivo en ellos. Podríamos decir a todos aquellos que
lean este libro, adquirirán un poder excelso para combatir al yetzer hara y obtener
la sabiduría que nos dice el salmo 111:10, la sabiduría que nos llevara al irat
Hashem.
Estos 28 atributos son orgullo, modestia, vergüenza, arrogancia, amor,
odio, misericordia, crueldad, alegría, angustia, remordimiento, enojo,
benevolencia, envidia, diligencia, pereza, generosidad, avaricia, memoria,
olvido, silencio, falsedad, verdad, adulación, lashon hara, arrepentimiento,
conocimiento de la tora, y temor reverente al Cielo.
Quien los alcance y trabaje en ellos hasta el ultimo dia de su vida alcanzara
tener el fruto mistico de la fuerza para llegar al olam haba, tanto judíos como
conversos, como bnei noaj. Y asi desarrollar el potencial máximo para rendir
nuestra bejira (intelecto) a Ha Kadosh Baruj Hu. BzH pueda ser así y lo podamos
alcanzar paso a paso.
Todas estas palabras anteriores son conocidas como Midot significa
literalmente “medidas”. Pero estas “medidas” miden algo muy particular: nuestro
carácter, nuestros atributos y nuestras cualidades tanto positivas como
negativas. el objetivo del desarrollo de nuestro carácter es alcanzar un
balance entre dos extremos.
Es importante saber que no se espera de nosotros que seamos perfectos.
La perfección le corresponde solamente a Dios. Lo que si se espera de
nosotros es que hagamos un esfuerzo constante para que nuestras acciones
positivas superen a las negativas.
Según Maimonides en Shmoná Prakim las buenas acciones son aquellas que se
encuentran entre medio de dos extremos negativos: exceso y ausencia. Las
virtudes son aquellos elementos del carácter que se encuentran entre medio de
estos dos extremos. De las virtudes provienen las buenas acciones.
A través de estudiar estas cualidades buscaremos hacer una corrección de
nuestras medidas y en este proceso buscaremos definir y redefinir nuestra
conducta moral cada vez que somos confrontados por nuestros impulsos y no
sabemos qué camino deberíamos seguir. Y es allí donde alcanzaremos la medida
necesaria en cada uno de los aspectos intelectuales, emocionales y espirituales
que requiere cada judío y cada bnei noaj y asi poder moldear el complejo mundo
de la existencia y minimizar la distancia entre lo que deberíamos hacer y lo
que haremos, entre lo que es y lo que debería ser, entre quienes somos y quien
aspiramos ser. Estas cualidades o medidas dichas anteriormente se ven reflejado
en algo que comúnmente se conoce como nefesh, y que de una manera no tan
correcta se traduce como alma.
La nefesh en el ser humano es la parte, que lo hace único, en donde están
escritos sus rasgos que lo definen como específicamente es la persona. De ella
emana, los gustos, los deseos, los caprichos y todas las ideas que se producen
en el albedrio e intelecto del ser humano. Por consiguiente Hashem dejo la tora
y nuestros sabios de Bendita memoria, quienes se preocuparon a través de la
tora oral, en inculcarnos la canalización completa de la misma y así poder
seguir el camino de justicia en este mundo y adquirir mayor merito en el mundo
venidero.
Lo complejidad de la identidad forjada en la tora está dada por la
conjunción de todos estos elementos en una dinámica que singulariza a los
miembros de este pueblo. Estas midot, constituye indudablemente de la más alta
trascendencia.
En la nefesh del ser humano se define con claridad las pautas que rigen
el comportamiento de los hombres con sus congéneres, con su medio y en última
instancia, con Hashem.
Mantener una conducta honorable y una vida honesta y virtuosa no constituye
para aquel que siga estos principios con balance y equidad un mérito personal
digno de alabanza. Maimónides, afirmaba que los principios morales habían sido
otorgados a los miembros de su pueblo para beneficio de toda la humanidad y
que, la práctica de estos valores, no podía ser opcional.
Más aun, en la tora tanto la oral como la escrita, nos indican nos indica
la parte esencial de las demandas que Hashem planteó a los hombres en su nefesh
y que, a pesar de su origen divino, tienen conformidad con la naturaleza
humana:
"Porque este mandamiento que te ordeno hoy no es demasiado difícil para
ti, ni está lejos... sino que la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en
tu corazón, para que la pongas por obra".
(Deuteronomio 30: 11, 14).
Es así, que se exige de cada ser humano el cumplimiento de buenas acciones
hacia sus semejantes, característica indispensable para la convivencia entre
los hombres y asi comprobar delante del Cileo que si una persona puede respetar
lo visible, podrá respetar a Hashem que es
invisible a los sentidos humanos, estos 28 atributos son el centro de una
nefesh equilibrada Los preceptos generales de la ética judía se basan en el
principio "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18). Más
aún, el hombre debe suprimir sus propios deseos y brindar ayuda, aún hasta su
propio enemigo (Proverbios 25:21). Rabí Akiva, gran sabio judío del siglo II,
decía que este mandamiento contenía la esencia de toda la Torá, porque equipara
el amor divino con el sentimiento del hombre: "El que es amado por los hombres,
lo es también por Dios" (Pirké Avot 3:1 3).
De esta premisa se deriva un precepto que logró universalizarse: "No
hagas a otros lo que no quieras para ti" (Hillel, Shab 31 a). La idea de abstenerse
de lastimar a un semejante o abstenerse de hacer el mal es básica para evitar
el odio sin fundamento que destruye la vida en sociedad: "Aborreced lo
malo y amad lo bueno y restableced la justicia" (Amos 5:15).
De estas ideas se derivan diversos mandatos decretados para normar la
relación entre los hombres:
-Está prohibido avergonzar a cualquier persona ya sea por medio de palabras
o de actos, en privado o en público, porque el que humilla a otro es como si
hubiera derramado sangre. En la misma escala se condena la calumnia y la
difusión de rumores.
-Se debe evitar el robo, la opresión y el cohecho. El que persigue la riqueza
con pasión y frenesí, recurriendo a fuentes inabordables para sus medios o
prohibidas por la honestidad, se impone a menudo transacciones vergonzosas para
su conciencia, misma que se debilita más y más hasta ahogarse. El orgullo y la
ambición son defectos que demuestran menoscabo de la justicia y la razón.
-Todo hombre debe ayudar a los pobres, alimentar a los hambrientos y defender
a la viuda y al huérfano y mostrar así en toda circunstancia una conducta
piadosa: "Cuando hubiere en medio de ti pobre alguno... no endurecerás tu
corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano menesterosos; sino que indispensablemente le abrirás tu
mano, y sin falta le prestarás lo suficiente para la necesidad que
padeciere". (Deuteronomio 15: 7-8).
-Se reprueba la pereza porque el permanecer inactivo conduce al vicio:
"Por medio de la ocupación, sea en el estudio, sea en los negocios
del mundo, se olvida el pecado". (Pirké Avot 11:2).
-Todo ser humano debe ganar su sustento con un trabajo honesto, estable,
activo y moral: "Feliz aquél que se alimenta con la obra de sus manos".
(Salmo 128).
-La envidia, la codicia y la sed de honores abrevian la vida del
hombre". (Pirké Avot 4:28).
-"No te vengarás ni guardarás rencor..." (Levítico 19:18). El
saber otorgar el perdón es uno de los ingredientes esenciales del amor que encamina
al hombre a frenar sus impulsos y a vencer pasiones que surgen como respuesta a
la conducta hostil de otros individuos. Los grandes sabios rabínicos alaban a
aquel que es insultado y no insulta, que escucha y no responde.
Rabí Dostai ben Yehuda, entre otros decía que aquél, que dañara a otros sin
ninguna excepción, debía pagar con su acción por medio de una compensación
económica previamente establecida, más no con una agresión física. ya queda por
decir más a nuestros alumnos de nuestra querida clase de Musar al nefesh que no
digan que han aprendido en este proceso de cada una de las cualidades
descritas, que sea para nosotros motivo de crecimiento para todos nosotros.
Tomado del libro “Una Tácita De Café Con Musar” libro realizado por estudiantes del Grupo Benei Noaj Or LaGoim! Proyecto Avalado Por El Beit Midrash Rabí Moshé Ben Maimon.
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