La Arrogancia


Por: Susana Difonso 

Las personas arrogantes son aquellas que actúan como si fuesen superiores a los demás. Esta idea generalmente se manifiesta en su forma de actuar, de hablar y pensar. Por lo general, esta creencia les va infravalorar al resto, por ello suele ser complicado vivir con ellas. La línea que separa una autoestima sana de la arrogancia es muy delgada. Por eso, es muy importante aprender a diferenciar a las personas arrogantes de aquellas que simplemente se quieren a sí mismas. Es común dentro de grandes empresas o en determinadas carreras que gozan de prestigio y reconocimiento. Suele aparecer en aquellos contextos en los que varias personas tengan que demostrar su valía.

Sin embargo, las podemos encontrar en casi cualquier ámbito.

Parecen admirables por el grado de asertividad que suelen manifestar, aunque a largo plazo pueden traer multitudes de problemas.

Es fundamental evitar entrar en cualquier tipo de relación tóxica con ellas.

RASGOS COMUNES:

1) Excesivo deseo de ser alabados:
Suele esconder una profunda inseguridad por ello buscan  aprobación de los demás de manera desesperada.
Tienden a desarrollar al menos una habilidad de la que se sienten orgullosos. La emplearán para compararse con los demás, salir favorecidos y recibir aplausos.
2) Hablan constantemente de sí mismas.
Debido a su baja autoestima tenderá a usar estrategias de sobre compensación.
Así intentará ponerse por encima de los demás.
Son incapaces de escuchar a los demás y tenderán a interrumpir sus conversaciones para contar algo sobre su vida.
3) Poseen un gran carisma.
Tienden a caer muy bien al principio ya que saben perfectamente qué hacer para que los demás les presten atención. Son extravertidos.
Sin embargo la primera impresión se desvanece en la mayoría de los casos. Son incapaces de conservar amigos por mucho tiempo.
4) No son capaces de reconocer sus errores.
Detestan profundamente que otros señalen sus fallas, a diferencia de las personas con alta autoestima.

Tienden a ocultar sus errores y a negárselos a sí mismos. Ésto les lleva a tener muchas dificultades para mejorar. Todos estamos en peligro de caer en este tipo de comportamientos.

Conocer estos rasgos también puede servir para auto examinarse y decidir si la arrogancia es algo a trabajar.

Otros rasgos:

      No pueden doblegarse ante nadie.
      Demuestran rebeldía.
      No piden perdón ni se disculpan.
      No respetan a sus superiores.
      No respetan a los ancianos.
      Son déspotas.
      Se aferran a la mala inclinación.
      Generan odio, disputa, envidia.
      Se puede volver infame.
      Al arrogante se lo llama MALVADO.

La arrogancia anida todos los pecados, es destructiva. Hace que las personas se alejen de HaShem. No debe ir acompañada de avergonzar en público.

Si se utiliza para alejarse del mal, está bien. Hay que controlar y mejorar el atributo, reprimirla cuando es para mal, cuando nos lleva al pecado. Es recomendable leer libros de Musar para controlarla.



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